Destruido en tus garras,
Destinado a nunca morir,
Pero siempre sufrir,
Por verte vivir.
Aquellas palabras de paz,
Se han esfumado,
Se han vuelto tormentos,
Al descubrirte buscando tu felicidad,
Y no la mía, como tu hijo, como tu amante.
Desde los momentos más hostiles,
Del placer creador,
Sabias que me hacias incompleto,
Al observarte incompleta y destruida.
¿Porque no?
¿Por qué no me abortaste?
Como abortas tus pensamientos de dejarme en libertar,
Como abortas mi felicidad a su destino.
Diosa de los lamentos,
Aquella que no deja crecer,
En un mar de tormentos,
Oscuros lamentos de infelicidad.
Diosas de los dolores,
Donde aquellas partes confluyen,
Formando trozos de un rostro quebrado,
Que intenta ser feliz a cuenta de estar separado.