Así como una sombra se levanta
Desafiando a un radiante sol,
Una amargura intenta luchar,
Contra un amor que cree le hace daño.
Dicen que la locura,
Es la pasión de un desengaño,
Que saca una clavada idea,
De un corazón muy maltratado.
Para él la esperanza no es otra cosa,
Que la frescura de el día llegado,
Que con caricias despierta el anhelo,
De un amante de algún mar lejano.
Pero un blanco sentimiento se yergue,
En la espesura del corazón amargo,
Dice poco y lo hace claro,
Promete limpiar su desenfado.
Lucha y limpia lo ensuciado,
Con palabras frescas, silencio y tacto,
Pero en lo hondo de ese corazón queda,
Una herida que no ha sanado.
Por más plegarias y poemas narre,
El corazón sigue muy amargado,
Solo espera que lo conquiste,
Un corazón que sea lavado.
Que no lo limpie desde fuera,
Sino desde su intrincado,
Sufre mucho poco dice,
Un corazón aun ultrajado.
Busca esperanza aunque no lo crea,
Sigue en su cuenta su arrebato,
Cree luchar contra el mundo afuera,
Cuando su sombra es su
maltrato.
Esa es su herida, esa es su lucha.
Una visión muy distinta,
Un corazón muy deseante,
Y su recuerdo de un mundo
Frívolo y arrogante.